Cultura en aerosol: el crecimiento del arte con aerosol
En los últimos años, el arte urbano ha experimentado una destacable transformación. Anteriormente, esta clase de expresión estaba asociado con frecuencia con el graffiti furtivo en paredes y trenes, a veces mal visto como fácil vandalismo. Hoy día, ha encontrado su sitio en el planeta del arte contemporáneo, ganando reconocimiento y respeto tanto en galerías como en espacios públicos, integrándose cada vez más en el tejido cultural de las ciudades.
La aceptación social del arte urbano ha sido clave para su evolución. En muchas ciudades, el graffiti y los murales han dejado de verse como
actividades marginales y pasaron a considerarse elementos que aportan identidad y carácter a los espacios públicos. Los artistas que antes trabajaban en la obscuridad ahora colaboran abiertamente con autoridades locales, empresas y colectivos vecinales para crear proyectos que embellecen comunidades, abordan temas sociales, y desarrollan una atmósfera que invita al diálogo.
Los avances en tecnología también han impulsado el cambio. Las redes sociales y las plataformas de vídeo han tolerado que los artistas urbanos alcancen una audiencia global, distribuyendo su trabajo de manera rápida y directa. Los seguidores pueden ver cómo una pared desviste se convierte en una obra de arte en el mismo instante. Además de esto, la democratización de estas plataformas ha permitido que nuevas voces emergentes consigan un reconocimiento sin precedentes, al tiempo que los festivales aplicados al arte urbano se convirtieron en acontecimientos globales que reúnen a artistas y espectadores de todo el planeta.
Los estilos y técnicas del arte urbano asimismo han evolucionado, abrazando una extensa variedad de enfoques. Además del graffiti clásico, los artistas exploran técnicas de estarcido, pintura con sprays, instalaciones tridimensionales, arte digital y otras formas híbridas que desafían las nociones convencionales de este género de arte. Los temas tratados también se han diversificado, reflejando desde el activismo social hasta la fantasía surrealista.
La comercialización ha tenido un encontronazo importante en esta evolución, con varios artistas logrando la transición a circuitos de galerías, comisiones privadas y colaboraciones con fabricantes de alto perfil. Esto ha generado un enfrentamiento sobre si el arte urbano ha perdido su espíritu rebelde original o si, por contra, ha encontrado un nuevo camino para influir y comunicar.
Este cambio consolidó el arte urbano como una forma legítima de expresión cultural, con la capacidad de transformar ciudades y conectar a la gente con el ambiente en el que viven. Encontró un equilibrio entre su naturaleza contestataria y el espacio para el reconocimiento y la institucionalización.